Me encontré, de nuevo, a Federico Bianchini. Esta vez no escribió sobre Fogwill. Tampoco sobre la chica que nada, sin una pierna, en aguas a temperaturas bajo cero. Ahora, es un decir, escribió sobre el juez argentino Eugenio Raúl Zaffaroni. No conocía al juez, por supuesto, pero me dieron ganas de nadar. En algún punto del texto aparece esto:
—La gente se sorprende —dice el bañero sin dejar de mirarlo—. Es uno de los pocos que se queda tanto tiempo yendo y viniendo, yendo y viniendo. Una vez incluso alguien me ha dicho: “Ese tipo no para nunca”También esto:
Foto de Alfredo Srur |
El juez aprendió a nadar a los 53 años.
Resumo.
Me dieron ganas de nadar. No detenerme nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario