viernes, 31 de octubre de 2008

...

1. Nada, o muy poco. Cada vez, un paso más cerca de la desaparición. El último paso; el imposible.

2. Buscar lo insípido para encontrar que la búsqueda lo oculta.

3. Deseando tanto el silencio. Así la extrañeza.

domingo, 19 de octubre de 2008

paraguas

1. Cuando llueve esa plaga enorme que es 'La gente' desaparece. Las calles adquieren ante esa soledad sentido poético. El sonido de la lluvia va borrando aunque sea un poco, el ruido incesante del trafico; cuando llueve la ciudad se calla, se anula para contemplar. Dar fe de la soledad citadina -caminar por calles mojadas casi ausentes- es apenas posible por esos artificios que son los paraguas.

2. Un paraguas no sirve para guarecer de la lluvia. Su superficie convexa, cubre apenas bien la cabeza y deja mojar todo el cuerpo; la lluvia, se sabe, siempre moja en diagonal. Su naturaleza transferible y a veces incomoda, hace que los olvidemos en cualquier lugar, o peor aun, que en los diluvios mas cruentos, nunca llevemos el nuestro. Los ventarrones siempre hacen -quien sabe cómo- que se volteen hacia arriba. Los paraguas hay que decirlo sirven para poco.

3.No obstante, los paraguas adquieren a veces sentido poético, una profundidad inusitada. Los paraguas insinúan un espacio virtual; bajo su semiesfera se crea lo entrañable. Su sentido es más útil que el simple acto de cubrir; antes que proteger los paraguas consolidan relaciones. Su naturaleza circular arropa los cuerpos, elimina la cotidiana distancia- Sucede entonces, que bajo el paraguas siempre vamos entrelazados.
Los paraguas son espacios adonde uno mete a los que quiere, aquellos que de manera delicada se han convertido nuestros íntimos. Es por eso, que cuando dos personas llevan cada cual su particular paraguas, sabemos que su relación es apenas superficial; aun mantienen distancias.
Los paraguas mas que proteger quitan la idea de la lluvia, del frío. Cuando uno comparte un paraguas, logra que lo que está afuera apenas se sienta, prevalece más bien, el calor de la persona, su brazo y la manera de afianzarse; el rostro que se inclina sobre el hombro. Logran una comunión que permite la contemplación.
Los paraguas inauguran sociedades, las revalidan también. Crean un nuevo estado, como los besos adonde dos ya no es dos sino uno.

3.Un paraguas también es una casa. Hoy hace varias semanas de aquella tarde de lunes. Tarde nublada. Precavida Ma. (esa Ma. que me duele tanto últimamente) llevaba un amplio paraguas por si el clima, siempre sorpresivo, pretendía engañarnos. De manera lenta empezamos a sentir las ligeras gotas. Ma. abrió el paraguas y en un gesto natural me invito a entrar. Yo cargue con el paraguas mientras ella se anudaba de manera frágil a mí. Recuerdo la tarde y siento nuestro calor; el paraguas que simboliza una esfera, un circulo adonde solo cabíamos nosotros, nuestra amistad. El trayecto rumbo al camión fue de apenas diez minutos, las calles vacías permitían contemplar y sentir. Minutos cercanos que dejaron de ser tiempo para ser espacio. Ese espacio fue un desprendimiento, por un momento. Ma. y yo eramos la casa de nuestra amistad.

viernes, 17 de octubre de 2008

espera

Espero y son las diez de la mañana. Mañana fría, lluviosa. Sentado en la explanada de la facultad veo pasar. Sentado veo a los otros; geografías lejanas, inciertas. Surge Ella, su porte siempre pausado, su ritmo lento. Hoy no hay nerviosismo, ni ganas de hablar ni nada, marasmo más bien. El silencio esta vez no pesa, dejo que la situación siga, no intento retenerla, no hay por qué. Se va . Sigo viendo. La gente ya es solo un espacio ausente. Pablo Fernández dice que la espera es lo más transparente que poseemos (Pablo, ultimamente tanto), esta mañana lo creo y lo siento; una transparencia que permite incursionar en los otros para al final, encerrarse en uno. Esperando después de Ella, surge una frase; "No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas -lo cual vale más que tratar de llenarlas". Cioran siempre tan claro, tan triste.

jueves, 16 de octubre de 2008

un aroma...

1. Ayer entre el hacinamiento cotidiano del metro, surgió un aroma refrescante, frutal. No era, ni un poco, como esos aromas sofocantes y cursis que venden los perfumes, era, más bien, como bonito; ligero. Los breves segundos que el aroma me habito fueron momentos de fluidez; un dejarse llevar. Todo el camino después de eso, fue una sutil caída; la plenitud te abraza y apenas te aferras te suelta, la sueltas. Caer es dejar, soltarse. Una caída que dejó ver algunos recuerdos de otros olores en apariencia perdidos; algunas escenas, unas personas, varios lugares, tantos momentos.

2.¿Cómo hablar de los olores sin quitar de ellos su esencia volátil, su rastro perforante, su presencia inusitada?

3. Los olores son sutiles, viven anudados a la ligereza del aire. Cada vez los vamos perdiendo un poco más, tanto así, que un olor ya simplemente es una variación de la dicotomía mas insana; feo o bonito. La ciudad, mal "humorada" de costumbre, los va absorbiendo hasta casi difuminarlos. No obstante, los olores son siempre nuestra memoria más emocional, nuestra memoria más entrañable. De los amores (la similitud entre las palabras amor y aroma es intrigante) siempre queda más la fragancia de la piel, el olor del cabello, el olor de un cuarto compartido. Se recuerda siempre un poco más, el aroma de la comida al llegar a casa que el sabor. El café es siempre mas rico si es humeante. Los bebes son lindos porque aun no huelen a ciudad.

4. Los olores insinúan la posibilidad de la simultaneidad, en su naturaleza ligera yace la profundidad.

domingo, 12 de octubre de 2008

Danubio, y una tarde que no es hoy.

I.Hoy rumbo a CU, terminé El Danubio de Claudio Magris. Hacía ya tanto que no habitaba verdaderamente un libro, que la lectura no era simplemente un pasar y acumular; esta vez hubo, más bien, momentos de compañía; dos viajes, varios reencuentros, algunas noches y varias mañanas; una lectura inspirada en Goran Petrovic y su hermosa novela, La mano de la buena fortuna; sentí de nuevo que leer es convivir, habitar para vivir.

II.Hace ya algún tiempo había intentado leerlo, motivos ahora olvidados me alejaron de su lectura. Esta vez el tiempo ,creo, fue un aliado.Los largos paseos en carretera y las tardes nubladas fueron espacio perfecto para un libro que habla de tanto; de un viaje ya lejano, de remebranzas y recuerdos, de gestos perdidos que sostienen al tiempo, de la vida que se asemeja a un río donde pocas cosas -sino es que ninguna- realmente comienzan, más bien, se "suceden" y continúan, y donde el final más que terminar es un discurrir en tantas partes que rompen la estructura antes concebida y crean una nueva, o varias. Al final -este aparente, nunca conclusivo- me quedo con la manera en que el libro transita de la descripción de gestos, a la idea ensayística; me quedo también, con la personalidad del narrador apenas insinuada en varias partes del texto y del viaje; con la vida no reducida al tiempo que vivimos sino amplificada por las personas que conocemos, los libros que leemos las películas y los discos, todo eso que ha sido y revivimos. La vida como un río que fluye adonde el Yo es más bien un Nosotros colectivo.

III.Esta tarde al entregarlo sentí una extraña tristeza, como si al dejarlo se me fueran también tantos momentos, al verlo ahí en el "carrito" pensé en aquellos fragmentos que aunque leí no guarde, en esos nombres que se desvanecieron inmediatamente después de su aparición. Al final ya en el metro surgió una pregunta; ¿cuanto vivimos sin darnos cuenta?.

IV."¿Por qué el final necesariamente tiene que llevarnos a la nada?"

recuerdo de tardes...

Conforme decrece la tarde, el paisaje va cayendo en un verde oscuro que de tan intenso casi negro. Vamos ya de regreso, me esperan aproximadamente diez horas de trayecto, en el iPod se reproduce "Viôlar vel til loftárása" de Sigur Rós, una extraña simbiosis, casi perfecta, se crea: la música que es una con el paisaje, yo y la mirada perdida; una enormidad que abraza.
* * *
Desde hace algún tiempo que redescubrí el álbum Agaetis Byrjun de Sigur Rós, el disco se me ha vuelto el más entrañable de entre todos los suyos. Escucharlo, siempre es una experiencia de nostalgia, momentos anudados en un álbum que también es memoria, canciones que son sucesos, presencias.
Un recuerdo en especial se crea; mi imagen al lado de Ella, en aquella tarde nublada del concierto en Tepoztlán, aquella tarde en donde algo, creo, se definió. Al recordar esa tarde también, surge esa otra Ella vista a lo lejos, caminando tan sutil, gravitando como siempre, su imagen que crea una extraña tristeza; estar en un mismo sitio sin compartir mas que una mirada apenas insinuada.
Ultimamente surge otra Ella, que tambien por causas extrañas, estuvo allí aquella tarde. De ella solo queda mi visión escondida, un deseo que apenas surgía.

* * *
Por estos días vi en YouTube el video de "Viôlar vel til loftárása", el video más que gustarme me conmovió. Una historia de amor apenas diferente, que me hizo recordar tantos hechos pasados;saudades. El video me hizo pensar en que todas esas relaciones, las verdaderas, se asemejan por instantes, sobre todo en aquellos momentos donde la vida se funde en felicidad; donde no hay palabras solo gestos, silencios que dejan actuar.

martes, 7 de octubre de 2008

una fuga

1. Día cerrado. Ahora debería tratar de hacer esas tareas acumuladas; una inmensidad que cada vez tiene menos forma. Debería estar leyendo; esa estupida manía de tener mas libros de los que puedo leer. Debería estatar repasando o quizá escribiendo esos ensayos postergados. Tal vez debería rememorar la tarde genial con L. escribir, escribir algo en serio, lo que sea. Empezar a pasar con la vida, fluir.

2. Días de tristeza. Tristeza de sabanas sucias como diría Mauricio Montiel Figueiras.

(Una fuga dentro de la fuga; mientras escribo una llamada de Alf. Sucesos pasados buscando notificación, viejas noticias que son nuevas, una cita...)

3. Estos días leyendo Grieta de fatiga de Fabio Morabito, valoro la certidumbre de las grietas: entresijos que permiten el colapso. Aberturas que cuando muestran luz insinúan debilidad. Las grietas son un recordatorio de la fragilidad, ante la petulancia del muro la grieta a manera silenciosa se va expandiendo como un gesto natural hacia el colapso.

4. Ya no la figura sino el espacio de su ausencia.

jueves, 2 de octubre de 2008

un muladar....

1. Un espacio que guarda momentos que se acumulan sin orden preciso. Un desorden que se permite habitar, dar cobijo a aquello que es des-hecho. La realidad cotidiana tan llena de momentos que no pretenden quedarse sino ser; un fluir que nos lleva y casi no vemos. Miradas, gestos y risas. Rostros y algunas palabras. Objetos que siempre son tazas y sillas. Una ventana. Mañanas deshabitadas...

2. ¿Por qué todo tendría que ser trascendental, porque no lo sutil que apenas aparece se nos desvanece?

3. Acumular la transparencia que nunca oculta sino siempre muestra, un arte que busque la desaparición. La grieta antes que el muro.

4. Sí, ojalá un muladar que contenga ese deshecho que quizá es la vida.