miércoles, 1 de junio de 2011

Vida postal


A lo mejor la vida es un error postal. Una dirección mal anotada, un descuido en el cartero, un olvido en alguna caja de un edificio cualquiera.  Alguien me escribió que nos conocimos por la ausencia de  ese error postal.  Me lo escribió por mail y  no le hice mucho caso. Era cierto. Una solicitud enviada  que llegó a donde debía llegar. La de ella. La mía la entregué personalmente en la dirección del lugar. No confío en la personas. Al menos no conscientemente. El paquete era una solicitud para un curso literario. Se lo entregué al celador de la institución. Me deseó suerte. Se me hizo chistoso que me dijera eso.  Nada aseguraba que entregaría mi solicitud pero lo hizo. Me quedé. También Ella. Las cosas que llegan a donde deben llegar también son un error, nuestras solicitudes debieron perderse en el camino. Hace mucho que no la veo, yo creo que ya nos olvidamos.

Hace unos días tuve que mandar dos paquetes a Monterrey.  Me puse muy nervioso. Siempre soy así en mis primeras veces, me sudan las manos. Cosa que me parece repugnante así que me pongo más nervioso.   La única postal que había mandado antes de eso la mandé desde la papelería que está detrás de mi casa. Ahí no me dieron nervios. La postal era una muy bonita de Francis Alÿs, esa donde un ratón se ve corriendo. Dicen que cuando se tomó la foto, Alÿs llegó a una inauguración en La Colección Jumex y llevaba el ratón en el bolsillo, ahí lo tuvo algún rato, luego lo soltó, así nada más sin decirle a nadie. Se la envié a una chica que me gustaba. Pasaron los días y no me decía nada. Le terminé diciendo que le había enviado una postal. Se emocionó. O mintió, quién sabe. Al final la postal si llegó. Nunca paso nada entre nosotros.  Arruiné la sorpresa. Fui débil. Ya ni siquiera nos hablamos. Todos deberíamos soltar el ratón que llevamos en el bolsillo. Dejar que vaya. Que llegué a donde le venga la gana. Yo lo solté antes de tiempo.

Hay una pieza de Fernando Ortega que vi en el MUCA hace varios años y   que me hace pensar en el mundo postal; en todas las expectativas que hay cuando uno manda una carta: uno nunca manda solo una carta. No me acuerdo del nombre de la pieza pero estaba hecha de andamios que rodeaban gran parte de la sala de exposición. Te podías subir. Caminabas sobre los andamios hasta llegar a un cuarto blanco. Ahí había una postal con todo y  su sello de correos. Solamente eso, una postal con sello. Nunca se me hicieron más presentes los trabajos que pasa algo tan pequeño para poder llegar a cualquier lugar.

La verdad es que yos soy feliz mandando mails. Te avisan cuando no llega y se reciben inmediatamente. Pero a veces me entra la nostalgia de las cartas que nunca enviaré por correo postal. A lo mejor si enviáramos cartas seríamos menos desconfiados, más pacientes, a mí me sudarían menos las manos, también uno se podría dar cuenta que las cosas pueden o no pueden llegar. Que de todos modos no importa. Que todo olvido es también una coincidencia. La vida siempre es un error postal. He recibido cuatro cartas en mi vida.  La última de esas  cartas  que recibí era de R. Esa vez aunque estaba en el buzón todavía no era el primero en verla. Toda mi familia  ya sabía de la carta. Era un viernes por la noche  y venía de ver a R precisamente. Mi mamá me vio con una risita cómplice y me dijo de la carta. Era un  sobre grande y largo, cómo de los que uno usa en la primaria cuando le enseñan eso de remitente y destinatario. La abrí ahí mismo. Faltaba una semana para su cumpleaños. Esa noche, todo había salido bien entre nosotros.  Era una foto que nos había gustado particularmente. Salíamos ella y yo.  Ella se veía muy bonita. Vi la foto y sentí que algo que ya estaba roto se quebraba de nuevo. Nunca supe bien que fue. Días después le dije que ya no podía seguir con ella.  Terminamos. Después me arrepentí.  Sigo creyendo que no sé cuándo es su día de cumpleaños. Hace ya mucho que no la veo. Todo fue un error postal, otro más, pero este ya no tuvo solución. Ni coincidencia que lo salvara.

Publicado en el n°46 de aQROpolis 





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